miércoles, 19 de noviembre de 2014

ARQUITECTURA, ESCULTURA Y PINTURA

En capítulos anteriores han sido esbozadas las características de la arquitectura del siglo XIX: el surgimiento de los estilos del pasado como el gótico, el renacentista, el barroco y, por otra parte, el nacimiento de nuevas corrientes constructoras. No se tardó en comprender que, pese a los nuevos aportes, la ciencia arquitectónica del pasado no se adaptaba a las necesidades presentes.
El nuevo estilo arquitectónico que comienza a cobrar importancia hacia 1880 se caracteriza por tratar de dar funcionalidad a los edificios sin perder por ello la belleza. Este estilo se aplica a la reconstrucción de la ciudad de Chicago, cuyo incendio en 1870 dio la oportunidad a los arquitectos para emprender novedosas estructuras.
Máximo exponente de lo antedicho fue el rascacielos original de Chicago y los almacenes Marshall Field de 1885. Estos últimos fueron construídos por Henry Hobson Richardson, quien levantó una estructura simétrica, como la de los palacios renacentistas, que ocultaba tras los muros, el esqueleto de hierro que soportaba las siete plantas del edificio.
El rascacielos Wainwright Building de Saint Louis (1890-1891) fue construido por Louis Sullivan y presenta diferencias notables con la obra de Richardson. En éste el esqueleto de hierro está a la vista dando una impresión de enrejado vertical.
Los nuevos materiales y técnicas fueron aplicados a la construcción de puentes; entre ellos se destaca el puente de Britannia (Gales) que es el primero con armazón de hierro, y el puente sobre el Elba en Hamburgo.

Jean Baptiste Carpeaux se caracteriza por el intenso movimiento de sus obras y el realismo pictórico que lo enlaza con la tradición barroca. Su mayor hallazgo lo constituye el grupo de la Danza que decora la fachada de la Opera de París.
Algunos pintores impresionistas se dedicaron también ala escultura. Uno de ellos fue Renoir quien, en su vejez, creó algunas obras plásticas donde reproduce los temas de sus cuadros; como en “Madre e hijo” de 1885. Degas también incursionó en la escultura; su obra, en general fundida en bronce, son estudios de movimiento conectados con su obra pictórica. Entre ellas se destaca “Danzarina con tutú”, única obra expuesta sobre su vida.
El más célebre escultor de este período fue Augusto Rodin (1840-1971) quien se inspira en Miguel Ángel y el la escultura gótica. La obra de Rodín se caracteriza por la dramática movilidad de los cuerpos, una marcada tendencia al boceto y por la expresión dolorosa de sus grupos y figuras. En los “Burgueses de Calais” inaugura una posibilidad nueva: el inacabado de sus obras. El “Sueño del Escultor” y el“Pensador” revelan el interés de Rodin por la obra de Miguel Ángel.


Pablo Cézanne (1839- 1906) es el maestro más viejo de esta corriente. Su gran obra puede ser dividida en cuatro etapas: romántica (1860-1871),  impresionista (1872-1877), contructivista (1878- 1886), sintética (1887-1906).
Dedico sus esfuerzos a estudiar los efectos de masas y estructuras. Uno de los aspectos que lo separo del impresionismo fue su posición independiente frente a la Naturaleza. Cézanne se permitía deformar la Naturaleza para expresar una imagen, una sensación coloreada. Reduce los objetos a formas geométricas a los que otorga un color propio. Estas son las bases de su teoría de la “forma cromática” sobre la cual elaboro sus pinturas post impresionistas.
El paisaje fue uno de sus temas preferidos, entre ellos se destaca el paisaje provenzal con su personal tratamiento del color a manchas. El motivo de la montaña llamada Mont Sainte Victoire se constituyó en su obsesión y su recortado perfil se repite en muchas de sus obras. Otras de sus composiciones más célebres son “Las bañistas”, “La casa del ahorcado”, “Los jugadores de cartas”, y “La muchacha del chaleco rojo”. Cézanne murió en 1906 y su obra influyó profundamente a las generaciones posteriores que se basaron en el para dar nacimiento al cubismo. Otro de los postimpresionistas fue Seurat (1859-1891), cuyo cuadro “Domingo en la isla Grande Jatte”
Constituye una brillante exposición
Del programa puntillista. Esta corriente reduce el tratamiento del color, desligado del objeto, a una gran cantidad de manchas de dimensión puntiforme. Los puntillistas aplican colores puros en pequeñas pinceladas, verdaderos puntitos, según la importancia del objeto. Así los colores no se mezclan en la paleta ni en la tela, sino en el ojo del espectador. Otro representante de esta corriente fue Signac. La técnica utilizada por los puntillistas influyo en Van Gogh y en los expresionistas.
Vicent Van Gogh nació en Holanda en 1853.
En sus obras juveniles se advierte una oscura tonalidad, y se preocupa más por el aspecto humano que por el estilístico. De esta etapa preimpresionista datan “Los  comedores de papas “ más tarde Vicent viaja a Paris. Allí en contacto con los impresionistas e influenciando por las estampas japonesas, en boga en la época, descubre el color, que será a partir de entonces el protagonista de sus obras.
Si bien toma algo de la técnica de los puntillistas su obra puede considerarse totalmente personal. De aquellos aprende el manejo del color dado por pequeñas pinceladas de colores puros. Sus pinturas se convierten en un verdadero torbellino de colores y crea atmósferas febriles donde se advierten su temperamento trastornado.
Su tema preferido son los pasajes como “Campo de trigo y cipreses”, “Campo de trigo con cuervos”, “Llanura de la Crau”. Otras de sus obras famosas son “Café de noche, interior”, “Café de noche, exterior”, “Autorretrato”, “El dormitorio del artista Arlés”.







CARACTERÍSTICAS DEL POSTIMPRESIONISMO

Las características principales del Postimpresionismo son:
Se concibe el arte como una actividad específica con reglas y realidad propia, distinto al entendimiento del arte como reproducción ilusoria de la realidad.
Interés por la construcción de la forma, el dibujo y la expresividad de los objetos y figuras humanas.
Conciliación entre efecto volumétrico (conculcado por el fulgor luminoso impresionista que casi había desmaterializado las formas) y el gusto puramente estético (Cézanne).
Concepción del cuadro a base de cuerpos rigurosamente geométricos (Cézanne).
Se elimina la perspectiva en profundidad, se descompone la corporeidad de los objetos a elementos geométricos básicos; se crea la teoría científica de los colores denominada cromoluminarismo.
Empleo de colores contrastantes para distendir y definir los planos y formas.
Efectos pictóricos basados en búsquedas estructurales, espaciales y cromáticas.
Utilización de colores puros con gran carga emotiva (Van Gogh) y modulados (Gauguin).
Creaciones imaginativas a base de pinceladas cursivas que intentan expresar la angustia y el desconsuelo interior (Van Gogh).
Interés por lo exótico (Gauguin) y los bajos fondos (Toulouse-Lautrec).

Creación de composiciones simplificadas y estáticas, buscando la armonía de las masas cromáticas encerradas en perfiles bien ceñidos (Gauguin).

POSTIMPRESIONISMO

Posimpresionismo o postimpresionismo es un término histórico-artístico que se aplica a los estilos pictóricos de finales del siglo XIX y principios del XX posteriores al impresionismo. Lo acuñó el crítico británico Roger Fry con motivo de una exposición de pinturas de Paul Cézanne, Paul Gauguin y Vincent van Gogh que se celebró en Londres en 1910. Este término engloba diversos estilos personales planteándolos como una extensión del impresionismo y a la vez como un rechazo a las limitaciones de este. Los postimpresionistas continuaron utilizando colores vivos, una aplicación compacta de la pintura, pinceladas distinguibles y temas de la vida real, pero intentaron llevar más emoción y expresión a su pintura. Sus exponentes reaccionaron contra el deseo de reflejar fielmente la naturaleza y presentaron una visión más subjetiva del mundo.
Todos los artistas agrupados bajo el término posimpresionismo conocieron y practicaron en algún momento los postulados impresionistas, un movimiento pictórico que se desarrolló en la segunda mitad del siglo XIX y que rompió los supuestos académicos, sociales y económicos vigentes en el arte. Supuso una revolución y sus obras recibieron fuertes críticas.
Al ser rechazados en los circuitos oficiales, el grupo de los pintores impresionistas organizó sus propias exposiciones y mantuvo una cohesión que duró hasta que, décadas después, algunos de ellos alcanzaron cierto reconocimiento. De la disgregación de ese movimiento nació el postimpresionismo en parte como evolución y en parte como ruptura.
El impresionismo supuso una ruptura de los conceptos dominantes en la pintura y la escultura. Si hasta entonces primaban el estudio racional de la obra, la composición sobre dibujos previos y la claridad de las líneas, los neoimpresionistas abandonaron ese suelo para tratar de captar en sus obras la impresión espontánea, tal como llegaba a sus sentidos. No les importaba tanto el objeto que se quería pintar como la sensación recibida. La sensación fugaz, efímera, difícilmente perceptible y reproducible.

ARQUITECTURA, PINTURA Y ESCULTURA

Arquitectura
Los historiadores de la arquitectura han tendido a sugerir, cuando no a afirmar, que hubo un choque claramente definido entre modos “realistas” y “no realistas” de arquitectura durante el periodo del siglo XIX, así como a considerar la perspectiva realista como la precursora de un origen arquitectónico moderno en el siglo XX. La arquitectura realista tiene como misión reproducir lo que es la realidad. Se puede suponer que cualquier “buena” arquitectura sería “realista”, y el realismo se convierte así en una categoría vacía. O se puede suponer que la noción de realismo en la arquitectura se encuentra de algún modo relacionada con la revelación de su propósito por parte de un edificio. Al final del siglo XIX, las cualidades, estructuras y actitudes del estilo realista habían empezado a descomponerse como unidad integral. Algunas de sus características empiezan a adquirir significados o implicaciones radicalmente diferentes. Por otra parte, ciertas cualidades implícitas en una manifestación del realismo, como es el impresionismo, se desarrollaron llegando a configurar en estilo artístico en el que la voluntad adquirida del individuo eclipsaba casi completamente el papel de la naturaleza.


Pintura
Nuevo sentido práctico de la vida.
Frente al exaltado idealismo romántico los artistas defienden a la realidad concreta como auténtico fundamento del arte.
Los artistas toman conciencia de los problemas que afectan a las clases obreras: la pintura se carga de contenido social.
El carácter polémico y de crítica social de muchas de estas pinturas hace que los artistas se aparten del llamado arte oficial propugnado por las Academias.
Desde el punto de vista técnico, el realismo no introduce novedades sino que revitaliza la técnica de los grandes maestros barrocos, especialmente de los españoles. El realismo barroco, en cuanto al estudio de la luz y de las calidades, vuelve a tener vigencia.
La pincelada es firme, el contorno preciso.
Su desarrollo está íntimamente unido al desarrollo del socialismo en política y del naturalismo en literatura.
Reacciona contra los grandes temas mitológicos, históricos, religiosos, heroicos, que habían sido tratados con apasionamiento en el romanticismo.
Se utilizan nuevos temas, especialmente los que se refieren a los problemas de la sociedad contemporánea con lo que la pintura adquiere, en muchas ocasiones, un carácter de denuncia político-social.
Los personajes son tomados preferentemente de las clases sociales menos favorecidas: campesinos, obreros, emigrantes; es el mundo del trabajo en toda su miseria.
Los temas tradicionales son tratados con todo realismo y objetividad: paisajes tomados del natural, hechos históricos del pasado o contemporáneos.

Escultura
es la escultura que puede asociarse al movimiento artístico denominado realismo (realismo literario, realismo pictórico) que aparece en Francia, hacia el siglo XIX.
No debe confundirse con la escultura que sigue las convenciones del realismo en las artes, que se da en cualquier época de la historia de la escultura.
La escultura de la segunda mitad del siglo XIX ocupa un momento posterior a la escultura del romanticismo o escultura romántica (François Rude) y anterior a la escultura impresionista o escultura del impresionismo (Auguste Rodin); aunque en realidad la producción escultórica de toda la época está dominada por los convencionalismos academicistas de la escultura neoclásica.
El mayor coste económico de la escultura con respecto a la pintura explica que los escultores no tuvieran tanta libertad artística como los pintores contemporáneos, que podían confiar en acudir al mercado del arte después de haber realizado sus obras. Los escultores no podían desarrollar tanta iniciativa, y debían someterse de un modo mucho más directo a los encargos de los comitentes, fueran institucionales o privados; que habitualmente mostraban un conservadurismo (tanto estético como político y social) mucho mayor que el de la clientela de los pintores o sus marchantes. En esta época ya no era el clero ni la monarquía absoluta el principal mecenas del arte; sino la burguesía enriquecida por el capitalismo industrial y financiero de la revolución industrial, que también había proporcionado mejoras técnicas en las fundiciones, y los nuevos estados liberales en pleno proceso de construcción nacional, para el que los monumentos públicos y memoriales tenían un destacadísimo papel, incluso superior al reservado a la pintura de historia (que por razones obvias, se limitaba a los espacios interiores). Se ha llegado a describir el periodo como una fiebre de piedra en referencia a las edificaciones y esculturas.


CARACTERÍSTICAS DEL REALISMO

Reproducción exacta y completa de la realidad social. Todos los temas pueden ser objeto de atención por parte del escritor, desde los más heroicos hasta los más humildes. Para lograr este objetivo el escritor se documenta minuciosamente (mediante lecturas y sobre el terreno) sobre el tema que desea tratar.
Las obras reparten su atención por igual a los personajes y a los ambientes sociales (preferentemente urbanos, y minuciosamente descritos). Los protagonistas son individuos analizados psicológicamente de manera muy exhaustiva, de modo que el lector conoce hasta los más íntimos recovecos de su alma.
La necesidad de describir profundamente el interior de los personajes determina la presencia de un narrador omnisciente (es decir, aquel que conoce con detalle el pasado y el presente, y es capaz incluso de anticipar el futuro de los personajes. Saca a la luz los pensamientos más íntimos de sus criaturas y no duda en dirigirse al lector para comentar sus comportamientos
El estilo sobrio, preciso y elaborado. Como se pretende reflejar la realidad de modo verosímil aparecen diferentes registro lingüísticos, acordes con el habla de los personajes.
Las acciones de las novelas responden a hechos verosímiles localizados en lugares concretos y reales bien conocidos (como Madrid, en Pérez Galdós) o con nombre imaginario de trasfondo real ( así, Vetusta, en La Regenta de Clarín, representa la cuidad de Oviedo).

Los novelistas realistas suelen profesar una ideología progresista y, a veces, la dejan translucir en sus novelas (aunque no se suelen pronunciar y dejan que el lector extraiga sus conclusiones). Toman partido ante la realidad, por eso denuncian las injusticias y reclaman una mayor atención para los desposeídos.

REALISMO

El Realismo es una tendencia artística europea que se enmarca, aproximadamente,  en la segunda mitad del siglo XIX y que aspira a reflejar la realidad cotidiana de modo objetivo. La burguesía revolucionaria que impulsó el movimiento romántico se convierte en la clase social dominadora y tiende hacia postulados más conservadores, imponiendo una nueva visión de la vida y del ser humano. Tiene una dimensión genérica que permite identificar un realismo artístico como una postura estética o de teoría del arte que identifica arte y realidad.


ARQUITECTURA, ESCULTURA Y PINTURA

Arquitectura
El modernismo es un arte burgués, muy caro, que intenta integrar en la arquitectura todo el arte y todas las artes. Es una corriente esencialmente decorativa, aunque posee soluciones arquitectónicas originales. Se desarrolla entre los siglos xix y xx.
Este movimiento utiliza las soluciones que la revolución del hierro y del cristal aportan a la arquitectura, aunque se sirve de la industria para la decoración de interiores y las forjas de las rejerías, etc.. Sus formas son blandas y redondeadas, aunque no es esto lo único característico del modernismo sino la profusión de motivos decorativos. La influencia del modernismo arquitectónico se deja sentir aún en la arquitectura actual. 

Pintura
En contraposición tanto al academicismo como al impresionismo, se abandonan los temas cotidianos por los contenidos simbólicos y conceptuales, entre los que destaca la mujer, con un tratamiento erótico que llega hasta la perversión. Técnicamente se insiste en la pureza de la línea y la expresividad del dibujo, ambas cosas ya presentes en autores postimpresionistas, especialmente en Toulouse-Lautrec. Las formas orgánicas, especialmente vegetales curvilíneos y espirales, que rellenan todo el espacio ya presentes en movimientos ingleses anteriores, se convierten en un leit motiv paralelo a las formas decorativas de las artes gráficas, con las que están estrechamente identificadas, así como con el cartelismo y la reproducción litográfica. Los formatos preferidos son los alargados y apaisados.


Escultura
La escultura modernista o art nouveau tuvo como tema central la figura femenina en distintas actitudes.

Más allá de la sucesión cronológica entre art nouveau y art decó (antes y después de 1920) no hay una nítida separación estilística entre los desarrollos escultóricos identificables con ambas etiquetas. En ambos se utilizaron una gran variedad de materiales: el mármol para los monumentos de envergadura y el bronce, el marfil, los metales preciosos (muy a menudo la combinación crisoelefantina de marfil y oro), la cerámica y el vidrio para las obras de pequeño tamaño, muy relacionadas con la orfebrería. Entre los principales escultores relacionados con el estilo aplicado a esa escala menor estuvieron Ferdinand Preiss, Demetre Chiparus, Joseph Lorenzl o Clare-Jeanne-Roberte Colinet.




CARACTERÍSTICAS DEL MODERNISMO

Las características que en general permiten reconocer al modernismo son:
Inspiración en la naturaleza y el uso profuso de elementos de origen natural pero con preferencia en los vegetales y las formas redondeadas de tipo orgánico entrelazándose con el motivo central.
Uso de la línea curva y la asimetría; tanto en las plantas y alzados de los edificios como en la decoración.
Tendencia a la estilización de los motivos, siendo menos frecuente su representación estrictamente realista.
Uso de imágenes femeninas en actitudes delicadas y gráciles, con un aprovechamiento generoso de las ondas en los cabellos y los pliegues de las vestimentas (drapeado).
Actitud tendente a la sensualidad y a la complacencia de los sentidos, llegando hasta el erotismo en algunos casos.
Libertad en el uso de motivos de tipo exótico, sean éstos de pura fantasía o con inspiración en distintas culturas, como por ejemplo el uso de estampas japonesas.
Aplicación envolvente del motivo tomando alguna de las características anteriormente mencionadas en contraposición con las características habituales del elemento a decorar. El elemento destacado de tipo orgánico envuelve o se une con el elemento que decora.


MODERNISMO

Modernismo es el término con el que se designa a una corriente de renovación artística desarrollada a finales del siglo xix y principios del xx, durante el periodo denominado fin de siècle y belle époque. Hace referencia a la intención de crear un arte nuevo, joven, libre y moderno, que representara una ruptura con los estilos dominantes en la época, tanto los de tradición academicista (el historicismo o el eclecticismo) como los rupturistas (realismo o impresionismo). En la estética nueva que se trató de crear predominaba la inspiración en la naturaleza a la vez que se incorporaban novedades derivadas de la revolución industrial, como el hierro y el cristal, superando la pobre estética de la arquitectura del hierro de mediados del siglo XIX.


JACQUES-LOUIS DAVID


(París, Francia, 30 de agosto de 1748 - Bruselas, Bélgica, 29 de diciembre de 1825) fue un pintor francés de bastante influencia en el estilo neoclásico. Buscó la inspiración en los modelos escultóricos y mitológicos griegos, basándose en su austeridad y severidad, algo que cuadraba con el clima moral de los últimos años del antiguo régimen.
Más tarde David llegó a ser un activo participante en la Revolución francesa así como amigo de Maximilien de Robespierre; en realidad fue el líder de las artes bajo la República Francesa. Encarcelado tras la caída de Robespierre del poder, más tarde se alineó con el advenimiento de otro régimen político, el de Napoleón Bonaparte. Fue en esta época cuando desarrolló su 'Estilo Imperio', notable por el uso de colores cálidos al estilo veneciano.
Entre sus numerosos alumnos cabe destacar a Antoine-Jean Gros, Anne-Louis Girodet de Roucy-Triosson y el más conocido de todos: Jean Auguste Dominique Ingres. Esto le hizo ser el pintor más influyente del arte francés del siglo XIX, especialmente en las pinturas académicas.
 Jacques-Louis David nació en el seno de una próspera familia en París, el 30 de agosto de 1748. A la edad de nueve años, su padre fue asesinado en un duelo y su madre lo dejó bajo el cuidado de sus tíos François Buron y Jacques-François Desmaisons que eran unos prósperos arquitectos. Ellos se aseguraron de que recibiera una excelente educación en el Colegio de las Cuatro Naciones, pero Jacques-Louis David no fue nunca un buen estudiante: durante las clases cubría sus libros con dibujos. Pronto manifestó su deseo de ser pintor, pero el deseo de su madre y sus tíos era que fuera arquitecto.
Finalmente venció los recelos de sus familiares y fue al taller de François Boucher, máxima figura de la época, así como pariente lejano de David. Boucher, en sus inicios pintor Rococó, se encontraba en un periodo más clásico de su pintura. Boucher decidió que en vez de enseñar personalmente a David, podría enviarle bajo el tutelaje de su amigo Joseph-Marie Vien que había adoptado gustos clásicos frente al rococó imperante. Allí David asistió a la Real Academia de Pintura y Escultura, situada en lo que hoy es el Louvre.
En Roma, David pintó su famoso Juramento de los Horacios. Los temas y motivos se reiterarían en obras posteriores como El juramento del Juego de Pelota y la Distribución de las Águilas. Mientras en el Juramento de los Horacios y El juramento del Juego de Pelota se enfatiza la importancia del autosacrificio masculino por el propio país y por patriotismo, la Distribución de las Águilas hablaría del autosacrificio por el emperador (Napoleón) y la importancia de la gloria obtenida en el campo de batalla.
En 1787, David no se convirtió en el Director de la Academia Francesa en Roma, una posición que deseaba ardientemente. El conde encargado del nombramiento dijo que David era demasiado joven, pero dijo que le apoyaría dentro de 6 a 12 años. Esta situación sería una de las muchas que hicieron que arremetiera contra la Academia en años futuros.
Después de que los Borbones regresaran al poder, David se encontró en la lista de proscritos por revolucionarios y bonapartistas, pues había votado a favor de la ejecución de Luis XVI y probablemente tuvo algo que ver con la muerte de Luis XVII. El nuevo rey borbón, Luis XVIII, sin embargo, le amnistió e incluso le ofreció un cargo como pintor de corte. David rechazó su oferta, prefiriendo en lugar de ello exiliarse en Bruselas, Bélgica. Allí, pintó Amor y Psique (1817) y vivió hasta sus últimos días tranquilamente con su esposa, con la que se había vuelto a casar. Durante este tiempo, se dedicó principalmente a cuadros a escala menor de escenas mitológicas y retratos de bruselenses y emigrados napoleónicos, como El general Gérard (1816).
Cuando David salía del teatro, fue golpeado por un carruaje y murió más tarde de deformaciones en el corazón, el 29 de diciembre de1825. Después de su muerte, algunos de sus retratos se vendieron en subasta en París, por precios muy bajos. Su famoso lienzo de Marat se mostraba en una sala especial retirada, para no enfurecer al público. No se permitió que el cuerpo de David regresara a Francia, a pesar de las peticiones de su familia, por la intervención que David tuvo en la ejecución de Luis XVI y por lo tanto fue enterrado en Bruselas, pero su corazón fue llevado a Père Lachaise, París.

LA LITERATURA Y MÚSICA EN EL NEOCLÁSICO


MÚSICA


Según la musicología actual, el término "música clásica" se refiere únicamente a la llamada música del Clasicismo (1750-1827 aprox., coincidente con el período neoclásico), inspirada en los cánones estéticos grecorromanos de equilibrio en la forma y moderación en la dinámica y la armonía.

Comúnmente se llama "música clásica" al tipo de música que se contrapone a la música popular y a la folclórica. Esto puede comprobarse en los medios de comunicación, en las revistas de divulgación musical y los folletos que acompañan a los CD de música académica. Para definir ese tipo de música que se relaciona con los estudios en conservatorios y universidades, los musicólogos prefieren el término "música académica" o "música culta".

LITERATURA

La Ilustración fue un movimiento intelectual que provocó que el siglo XVIII fuera conocido como el «Siglo de las Luces». El culto a la razón promovido por los filósofos ilustrados conllevó un rechazo del dogma religioso, que fue considerado origen de la intolerancia, y una concepción de Dios que pasaba de regir el mundo mediante las leyes naturales a desaparecer en concepciones ateas del universo. Los ilustrados promovieron la investigación de la naturaleza, el desarrollo científico-técnico, la educación y la difusión general de todo tipo de conocimientos; fueron los tiempos de L'Encyclopédie. El arte se hizo así más accesible y con menos pretensiones, y la literatura se dirigió a un público más amplio, planteándose como un instrumento social. El aumento del número de lectores, especialmente entre la burguesía, plantea la figura del escritor como un profesional, y la escritura como su fuente principal o secundaria de sustento.
Francia fue la primera en reaccionar contra las formas barrocas, y los tres grandes ilustrados, Voltaire, Montesquieu y Rousseau se cuentan entre sus principales exponentes. También destacaron Pierre Bayle, Denis Diderot, George Louis Lecler y Chamblain de Marivaux. En Inglaterra tuvo una gran cantidad de adeptos la novela de aventuras, destacando Daniel Defoe, Jonathan Swift, Samuel Richardson y Henry Fielding, junto a los poetas John Dryden y Alexander Pope.
De la novela se pasó al ensayo como género divulgador de ideas por excelencia. La literatura neoclásica realizó una crítica de las costumbres, incidiendo en la importancia de la educación, el papel de la mujer y los placeres de la vida. Destacaron en España el fraile benedictino Benito Jerónimo Feijoo, Gaspar Melchor de Jovellanos y José Cadalso.
Cobró importancia la fábula, relatos o poesías normalmente ejemplificadas con animales, donde se exponen enseñanzas morales. La fábula se caracterizaba por ser una composición de carácter didáctico, por la crítica de vicios y costumbres personales o de la sociedad, y por la recurrencia a la prosopopeya o personificación. Es el subgénero que más se adaptó a las preceptivas neoclásicas: una composición sencilla en la que la naturaleza interviene, y que enseña divirtiendo. Destacaron los fabulistas Félix María de Samaniego y Tomás de Iriarte en España, y el francés Jean de la Fontaine.

ARQUITECTURA, ESCULTURA Y PINTURA

ARQUITECTURA
La arquitectura puede ser analizada como una rama de las artes social y moral. La Enciclopedia le atribuyó la capacidad de influir en el pensamiento y en las costumbres de los hombres. Proliferan así las construcciones que pueden contribuir a mejorar la vida humana como hospitales, bibliotecas, museos, teatros, parques, etc., pensadas con carácter monumental. Esta nueva orientación hizo que se rechazara la última arquitectura barroca y se volvieran los ojos hacia el pasado a la búsqueda de un modelo arquitectónico de validez universal. Nacen movimientos de crítica que propugnan la necesidad de la funcionalidad y la supresión del ornato en los edificios. Francesco Milizia (1725-1798) en Principi di Architettura Civile (1781) extendió desde Italia las concepciones rigoristas a toda Europa. Mientras, en Francia, el abate Marc-Antoine Laugier (1713-1769) propugna en sus obras Essai sur l'Architecture (1752) y Observations sur l'Architecture (1765) la necesidad de crear un edificio en el cual todas sus partes tuvieran una función esencial y práctica y en el que los órdenes arquitectónicos fueran elementos constructivos y no sólo decorativos, todo ello para hacer una arquitectura verdadera: la construida con lógica.

Todos los arquitectos parten de unos supuestos comunes como son la racionalidad en las construcciones y la vuelta al pasado. Los modelos de los edificios de Grecia y Roma e incluso de Egipto y Asia Menor se convierten en referentes que todos emplean aunque desde puntos de vista distintos.
Entre uno y otros grupos aparece una tercera categoría, la arquitectura pintoresca, a partir de la creación de jardines ingleses en el siglo XVIII, ordenados de forma natural lejos del geometrismo del jardín francés. En esta arquitectura se valora la combinación de la naturaleza con lo arquitectónico, la inclusión en el paisaje natural de edificios que remedan las construcciones chinas, indias o medievales. Este juego de formas caprichosas y el aprovechamiento de la luz buscan suscitar sensaciones en el espectador. Horace Walpole (1717-1797) construyó en Londres (Inglaterra), Strawberry Hill (1753-1756) una fantasía gótica de la que su autor dijo que le había inspirado para escribir una novela gótica, una expresión del efecto inspirador de la arquitectura. También William Chambers (1723-1796) creó un conjunto pintoresco en los Jardines de Kew (Londres) (1757-1763) con la inclusión de una pagoda china que reflejaba su conocimiento de las arquitecturas orientales.


ESCULTURAS
También en la escultura neoclásica pesó el recuerdo del pasado, muy presente si consideramos el gran número de piezas que las excavaciones iban sacando a la luz, además de las colecciones que se habían ido formando a lo largo de los siglos.
Las esculturas neoclásicas se realizaban en la mayoría de los casos en mármol blanco, sin policromar, puesto que así se pensaba que eran las esculturas antiguas, predominando en ellas la noble sencillez y la serena belleza que Winckelmann había encontrado en la estatuaria griega. En este mismo sentido habían ido las teorías de Gotthold Ephraim Lessing (1729-1781) que en su libro Laocoonte, o de los límites de la pintura y de la poesía (1766) había tratado de fijar una ley estética de carácter universal que pudiera guiar a los artistas; sus concepciones sobre la moderación en las expresiones y en el plasmado de los sentimientos son reglas que adoptará el modelo neoclásico.
Así, los escultores de fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, crearán obras en las que prevalecerá una sencillez y una pureza de líneas que los apartará del gusto curvilíneo del Barroco. En todos ellos el desnudo tiene una notable presencia, como deseo de rodear las obras de una cierta intemporalidad. Los modelos griegos y romanos, los temas tomados de la mitología clásica y las alegorías sobre las virtudes cívicas llenaron los relieves de los edificios, los frontones de los pórticos y los monumentos, como arcos de triunfo o columnas conmemorativas.
El retrato también ocupó un importante lugar en la escultura neoclásica; Antonio Canova (1757-1822) representó a Napoleón como Marte (1810, Milán) y a su hermana Paulina como Venus Victrix (1807, Roma) tomando así los modelos de los dioses clásicos. No obstante otros prefirieron un retrato idealizado pero al tiempo realista que captara el sentimiento del retratado, como Jean-Antoine Houdon (1741-1828) con su Voltaire anciano (Museo del Hermitage) o el bello busto de la Emperatriz Josefina (1806, Castillo de Malmaison) de Joseph Chinard (1756-1813).



PINTURA
Los pintores, entre los que destacó Jacques-Louis David, reprodujeron los principales hechos de la revolución y exaltaron los mitos romanos, a los que se identificó con los valores de la revolución.
La claridad estructural y el predominio del dibujo sobre el color son algunas de las principales características formales de la pintura neoclásica. Obras como el Juramento de los Horacios, por ejemplo, plantean un espacio preciso en el que los personajes se sitúan en un primer plano. Jean Auguste Dominique Ingres (1839-1867) aunque no fue un pintor neoclásico, tiene obras -como La Fuente- que representan este movimiento artístico.


















CARACTERÍSTICAS DEL NEOCLÁSICO


Se inspira en los monumentos de la antigüedad grecorromana.
Concepto de belleza basado en la pureza de las líneas arquitectónicas, en la simetría y en las proporciones sujetas a las leyes de la medida y las matemáticas.
Reacciona contra los efectos decorativos del barroco y el rococó.
Gusto por la sencillez, con predominio de lo arquitectónico sobre lo decorativo.
Emplea elementos básicos de la arquitectura clásica: columnas, órdenes dórico y jónico, frontones, bóvedas, cúpulas, etc.
La irrupción del arte neoclásico en España provine del exterior más que por una necesidad interna de renovación. El desarrollo del barroco quedó interrumpido al sustituir en el trono de España a la dinastía de los Habsburrgo por la de los Borbones, con Felipe V. El joven rey, que venía de Francia, se instaló en la corte española con un grupo de artistas franceses e italianos y con ellos entraron las corrientes artísticas extranjeras.


NEOCLÁSICO

El término Neoclasicismo surgió en el siglo XVIII para denominar de forma peyorativa al movimiento estético que venía a reflejar en las artes los principios intelectuales de la Ilustración, que desde mediados del siglo XVIII se venían produciendo en la filosofía, y que consecuentemente se habían transmitido a todos los ámbitos de la cultura. Sin embargo, coincidiendo con el ocaso de Napoleón Bonaparte, el Neoclasicismo fue perdiendo adeptos en favor del Romanticismo.
Con el deseo de recuperar las huellas del pasado se pusieron en marcha expediciones para conocer las obras antiguas en sus lugares de origen. La que en 1749 emprendió desde Francia el arquitecto Jacques-Germain Soufflot, dio lugar a la publicación en 1754 de las Observations sur les antiquités de la ville d'Herculaneum, una referencia imprescindible para la formación de los artistas neoclásicos franceses. En Inglaterra la Society of Dilettanti (Sociedad de Amateurs) subvencionó campañas arqueológicas para conocer las ruinas griegas y romanas. De estas expediciones nacieron libros como: Le Antichitá di Ercolano (1757-1792) elaborada publicación financiada por el Rey de Nápoles (luego Carlos III de España), que sirvieron de fuente de inspiración para los artistas de esta época, a pesar de su escasa divulgación.
El arte neoclásico llega motivado por la nueva atracción que despierta el mundo clásico, el interés surgido por la arqueología, las excavaciones de Herculano y Pompeya y el rechazo hacia las formas del barroco.


SEBASTIÁN LÓPEZ DE ARTEAGA

(Sevilla, 1610-México, 1656), pintor barroco español que se formó junto con Zurbarán en los años 1620, cuyo estilo introdujo en México. Llegó a América en 1640, en concreto Nueva España (México), donde cultivó el estilo tenebrista con fuertes claroscuros. Es por lo tanto uno de los pintores más destacados del México colonial. Pintó cuadros religiosos como Los desposorios de la Virgen, La incredulidad de santo Tomás o El crucificado, y más de una docena de retratos de los inquisidores, pues tuvo el cargo honorífico de pintor del Santo Oficio.

La influencia zurbaranesca puede notarse en diversas obras, como en la de Cristo en la Cruz conservada en la Pinacoteca Virreinal.

No obstante, López de Arteaga dotó a la pintura de un vivo colorido como es el caso también del lienzo Estigmatización de San Francisco de Asís conservado en el Museo de la Basílica de Guadalupe. Esta última obra ha sido realizada bajo un tentativo claroscuro en base a tonalidades verdes y ocres, por lo que no es muy dramatizado como se utiliza posteriormente en la pintura colonial.


ARQUITECTURA, ESCULTURA Y PINTURA NOVOHISPANA

RENACIMIENTO
ARQUITECTURA

Las primeras muestras de arquitectura colonial en América tuvieron, al igual que en la metrópoli, cierta pervivencia de rasgos góticos, si bien pronto empezaron a llegar las nuevas corrientes que se producían en España, como el purismo y el plateresco (Catedral de Santo Domingo). Al iniciarse la colonización, la arquitectura que se desarrolló principalmente fue de signo religioso: por orden real, el primer edificio que se debía construir en cualquier nueva ciudad debía ser una iglesia. Durante la primera mitad del siglo XVI fueron las órdenes religiosas las encargadas de la edificación de numerosas iglesias en México, preferentemente un tipo de iglesias fortificadas, en un conjunto almenado con iglesia, convento, un atrio y una capilla abierta –llamadas “capillas de indios”–, como el Convento de Tepeaca, el de Huejotzingo y el de San Gabriel en Cholula. Las diversas órdenes religiosas rivalizaron en cuanto a dimensiones y decoración de sus construcciones: los agustinos, dominicos y franciscanos fueron los que realizaron edificios más monumentales y ornamentados, como los conventos de Acolman, Actopan y Yuriria.
A mediados de siglo se empezaron a construir las primeras grandes catedrales, como las de México, Puebla y Guadalajara. Se sigue por lo general la planta rectangular con testero plano, tomando como modelos la Catedral de Sevilla, la de Jaén y la de Valladolid. La principal muestra, la Catedral de Ciudad de México, se construyó sobre un templo azteca, a lo largo de 250 años (1563-1813), con una sucesión de estilos desde el renacentista hasta el neoclasicista.

PINTURA
Las primeras muestras de pintura colonial fueron las de escenas religiosas elaboradas por maestros anónimos, realizadas con medios precolombinos, con tintas vegetales y minerales y telas de trama áspera e irregular. Destacaron las imágenes de la Virgen con el Niño, con una iconografía de raíces autóctonas donde, por ejemplo, se representaban los arcángeles como arcabuceros contemporáneos. La producción artística hecha en Nueva España por indígenas en el siglo XVI es denominada arte indocristiano. Adentrado el siglo XVI surgieron los grandes frescos murales, de carácter popular. Desde mediados de siglo empezaron a llegar, procedentes de Sevilla, maestros españoles (Alonso Vázquez, Alonso López de Herrera), flamencos (Simon Pereyns) e italianos (Mateo Pérez de Alesio, Angelino Medoro).

ESCULTURAS
Las primeras muestras fueron nuevamente en el terreno religioso, en tallas exentas y retablos para iglesias, confeccionadas generalmente en madera recubierta con yeso y decorada con encarnación –aplique directo del color– o estofado –sobre un fondo de plata y oro–. A principios del siglo XVII nacieron las primeras escuelas locales, como la quiteña, la cuzqueña y la chilota, destacando la labor patrocinadora de la orden jesuita.

BARROCO
ARQUITECTURA
La arquitectura barroca colonial se caracteriza por una profusa decoración (Portada de La Profesa, México; fachadas revestidas de azulejos del estilo de Puebla, como en San Francisco Acatepec en San Andrés Cholula y San Francisco de Puebla), que resultará exacerbada en el llamado “ultrabarroco” (Fachada del Sagrario de la Catedral de México, de Lorenzo Rodríguez; Iglesia de Tepotzotlán; Templo de Santa Prisca de Taxco). En Ciudad de México, la arquitectura civil alcanzó cotas de gran lujo y ostentación, con la construcción de grandes palacios de los ricos magnates del negocio minero (Palacio del Conde San Mateo de Valparaíso, actual Banco Nacional; Palacio del Marqués de Jaral del Barrio; Palacio del Conde de Santiago Calimaya, actual Museo de la Ciudad de México).




PINTURA
Las primeras influencias fueron del tenebrismo sevillano, principalmente de Zurbarán –algunas de cuyas obras aún se conservan en México y Perú–, como se puede apreciar en la obra de los mexicanos José Juárez y Sebastián López de Arteaga, y del boliviano Melchor Pérez de Holguín. En Cuzco, esta influencia sevillana fue interpretada de modo particular, con abundante uso de oro y una aplicación de estilo indígena en los detalles, si bien inspirándose por lo general en estampas flamencas. La Escuela cuzqueña de pintura surgió a raíz de la llegada del pintor italiano Bernardo Bitti en 1583, que introdujo el manierismo en América. Destacó la obra de Luis de Riaño, discípulo del italiano Angelino Medoro, autor de los murales del templo de Andahuaylillas. También destacaron los pintores indios Diego Quispe Tito y Basilio Santa Cruz Puma Callao, así como Marcos Zapata, autor de los cincuenta lienzos de gran tamaño que cubren los arcos altos de la Catedral de Cuzco.
En el siglo XVIII los retablos escultóricos empezaron a ser sustituidos por cuadros, desarrollándose notablemente la pintura barroca en América. Igualmente, creció la demanda de obras de tipo civil, principalmente retratos de las clases aristocráticas y de la jerarquía eclesiástica. La principal influencia será la de Murillo, y en algún caso –como en Cristóbal de Villalpando– la de Valdés Leal. La pintura de esta época tiene un tono más sentimental, con formas más dulces y blandas. Destacan Gregorio Vázquez de Arce en Colombia, y Juan Rodríguez Juárez y Miguel Cabrera en México.

ESCULTURA
En el siglo XVII destacó la obra escultórica desarrollada en Lima, con autores como el catalán Pedro de Noguera, inicialmente de estilo manierista, evolucionando hacia el barroco en obras como la sillería de la Catedral de Lima; el vallisoletano Gomes Hernández Galván, autor de las Tablas de la Catedral; Juan Bautista Vásquez, autor de una escultura de la Virgen conocida como La Rectora, actualmente en el Instituto Riva-Agüero; y Diego Rodrigues, autor de la imagen de la Virgen de Copacabana en el Santuario homónimo del Distrito del Rímac de Lima.













martes, 18 de noviembre de 2014

NOVOHISPANO - COLONIAL

El arte colonial novohispano es el desarrollado en las colonias españolas en América, desde su descubrimiento por Cristóbal Colón en 1492 hasta la independencia de los diversos países americanos a lo largo del siglo XIX (los últimos Cubay Puerto Rico en 1898). Los españoles llevaron al nuevo continente su idioma, cultura, religión y costumbres, los cuales impusieron a la población indígena, que anteriormente había desarrollado grandes civilizaciones como la maya, la azteca y la inca. Así, el arte colonial será fiel reflejo del arte efectuado en la metrópoli, suponiendo el final de las representaciones artísticas autóctonas, el arte precolombino. Vemos por tanto en el arte colonial los mismos estilos artísticos que se desarrollan paralelamente en el continente europeo, principalmente el Renacimiento, el Barroco y el Rococó.

La llegada de los conquistadores supuso una gran revolución sobre todo en el terreno de la arquitectura, con la traslación de las diversas tipologías de edificios propios de la cultura europea: principalmente iglesias y catedrales, dado el rápido desarrollo de la labor de evangelización de los pueblos nativos americanos, pero también edificios civiles como ayuntamientos, hospitales, universidades y palacios y villas particulares. En el terreno religioso, se dio a menudo la circunstancia de que muchas iglesias fueron construidas sobre antiguos templos indígenas.
Aun así, frecuentemente se produjo una síntesis entre los estilos colonizadores y las antiguas manifestaciones precolombinas, generando una simbiosis que dio un aspecto muy particular y característico a las originales tipologías europeas. Así, observamos cómo las principales muestras de arte colonial se produjeron en los dos centros geográficos de más relevancia en la era precolombina: México y Perú. En pintura y escultura, en las primeras fases de la colonización fue frecuente la importación de obras de arte europeas, principalmente españolas, italianas y flamencas, pero enseguida comenzó la producción propia, inspirada en inicio en modelos europeos, pero incorporando nuevamente signos distintivos de la cultura precolombina.

CUADRO DE ARTE POSTIMPRESIONISTA (VICENT VAN GOGH - SKULL)




Muestra del trabajo pedido
Óleos,

HIERONYMUS BOSCH "EL BOSCO"

Jeroen van Aeken o Van Aken, conocido como El Bosco o Jerónimo Bosch (Bolduque, h. 1450 - enterrado en Bolduque, 9 de agosto de 1516), fue un pintor neerlandés.
Sus cuadros están protagonizados por la Humanidad que incurre en el pecado y es condenada al infierno. La única vía que parece sugerir el artista para redimirse se encuentra en las tablas con vidas de santos que, dedicados a la meditación, deben ser modelo de imitación, aunque estén rodeados por el mal. Ejemplo de ello son las tablas con la Pasión de Cristo a través de la meditación sobre las penas sufridas por Cristo, para rescatar del pecado universal al género humano. Su estilo cambia en los últimos años de su actividad, pintando cuadros con un menor número de figuras, pero de mayor tamaño, que parecen sobresalir del cuadro y acercarse al observador.

El Bosco no fechó ninguno de sus cuadros y sólo firmó algunos. El rey Felipe II de España compró muchas de sus obras después de la muerte del pintor. Como resultado, el Museo del Prado de Madrid posee hoy en día varias de sus obras más famosas.
Nada se sabe de la primera formación artística, pero puede suponerse que aprendió en el taller familiar dedicado a la pintura al fresco, a dorar esculturas de madera y a la producción de objetos sagrados, trabajando especialmente para la catedral de la ciudad. Su obra presenta influencias de pintores de la escuela alemana: (Martin Schongauer, Matthias Grünewald) y Alberto Durero. Muerto su padre en 1478, los dos hermanos continuaron con el negocio. Hacia 1480 era ya bastante conocido como "Jeroen die maelre" (Jerónimo el pintor).
El 15 de junio de 1481 se casó con Aleid van de Meervenne (o Aleyt ), hija del rico comerciante burgués Goyarts van de Meervenne, que aportó como dote algunos terrenos situados en Oorschot y le facilitó el ascenso social a la alta burguesía urbana. Esto le permitió una mayor libertad para elegir los temas de sus obras.
A partir de 1490 empieza a llamarse a sí mismo "Jheronimus Bosch", y así aparece mencionado en distintos estados de cuentas del ducado. Con más detalle se le cita en 1504 como "Jeronimus Van Aeken dit Bosch paintre dem[eurant] au Bois le Duc’ ("Jerónimo de Aken, llamado Bosco, domiciliado en Herzogenbosch"). En otros archivos se le cita como 'Jheronimus van Aken', pero añadiendo que "se llama a sí mismo Bosch".
Entre 1500 y 1504 no hay documentos referentes al Bosco. Es probable que en estos años el artista hiciera un viaje a Italia y permaneciera en Venecia, pues en esta ciudad existen diversas obras suyas en colecciones privadas datadas de los primeros decenios del siglo XVI. Por otro lado, a partir de estos años, el estilo del Bosco cambia, hacia un estilo más renacentista con figuras monumentales situadas en espléndidos paisajes.
Sus figuraciones y técnicas son notablemente diferentes de las empleadas por otros maestros flamencos. Técnicamente pintaba alla prima, es decir, con la primera pincelada sobre el lienzo y aplicando nuevas capas de pintura sobre otras todavía húmedas. Sin embargo, el análisis de cada una de sus obras demuestra que hacía un concienzudo y detallado proyecto antes de la ejecución; innovó también en la gama de colores, con tonalidades más contrastadas y atrevidas.
En cuanto a la figuración, el Bosco se destaca por representar a personajes santos como sujetos comunes y vulnerables (total diferencia en esto con Van Eyck, y en cambio mucha similitud con Matthias Grünewald). Es tan patética la vulnerabilidad de los personajes santos representados que los hace queridos por empatía. Prácticamente todos los personajes que representa tienen algo de caricatura.
Tanto en las pinturas de asunto religioso como en las de tema profano introdujo todo un mundo de seres, tanto normales como monstruosos, presentados en actitudes expresivas. La complejidad de los símbolos que utiliza dificulta a menudo la comprensión cabal de sus obras. Su universo de desbocada imaginación, poblado de figuras fantásticas que parecen surgidas de una pesadilla infernal (Las Tentaciones de san Antonio, Tríptico del Juicio Final) anuncia el espíritu de Bruegel; incluso los temas religiosos (La coronación de espinas, Ecce Homo) están deformados por un cruel frenesí de gesticulaciones. Sin embargo, el Bosco es un minucioso observador de la realidad, con gran talento de dibujante, y su irrealismo se emparenta en último término con el espíritu sarcástico de los fabliaux, ridiculizador de los vicios (Extracción de la piedra de la locura, El carro de heno, El jardín de las delicias). En El vendedor ambulante, seguramente uno de sus últimos trabajos, parece que quiso representar el tema del libre albedrío, así como el de la soledad del hombre.