ARQUITECTURA
La arquitectura renacentista tuvo un carácter marcadamente
profano en comparación con la época anterior y, lógicamente, surgirá en una
ciudad en donde el gótico apenas había penetrado, Florencia. A
pesar de ello, muchas de las obras más destacadas serán edificios religiosos. Con
el nuevo gusto, se busca ordenar y renovar los viejos burgos medievales e
incluso se proyectan ciudades de nueva planta. La búsqueda de la ciudad
ideal, opuesta al modelo caótico y desordenado del medievo, será una constante
preocupación de artistas y mecenas.
Los elementos constructivos más característicos del estilo
renacentista serán:
Estructurales: Arco de medio punto, columnas, cúpula semiesférica, bóveda
de cañón y cubierta plana con casetones. Todos ellos habían
sido usados en la Antigüedad, especialmente por el arte romano, y se recuperan
ahora, modificándolos. Decae paulatinamente el tradicional método de
construcción del gótico, abandonándose en gran medida las bóvedas de
crucería, el arco apuntado, las naves escalonadas, y sobre todo la
impresión de colosalismo y multiplicidad de los edificios medievales.
Predominarán ahora valores como la simetría, la claridad estructural, la
sencillez, y sobre todo, la adaptación del espacio a la medida del hombre.
Decorativos: Pilastras, frontones, pórticos,motivos heráldicos, almohadillados, volutas, grutescos, guirnaldas,
motivos de candelieri (candelabros o pebeteros) y tondos o
medallones. Algunos de éstos ya se habían utilizado en el gótico, otros son
creaciones originales y la mayoría se inspiran en modelos romanos y griegos. En
cuanto a la decoración el Renacimiento preconiza el despojamiento, la
austeridad, el orden. Sólo a finales del siglo XVI esta tendencia se romperá en
favor de la fantasía y la riqueza decorativa con el Manierismo.
Los edificios tienden más a la monumentalidad y la
grandiosidad. Miguel Ángel introduce el orden gigante en su proyecto
para la Basílica vaticana, lo que rompe con el concepto de arquitectura
hecha a la medida del hombre. Los palacios se adornan con elaborados bajorrelieves (Palacio
Grimani de Venecia, 1549, obra de Michele Sanmicheli) o de esculturas
exentas (Biblioteca de San Marcos,1537–50, Venecia, obra de Jacopo
Sansovino). Predominará de este modo la idea de riqueza, monumentalidad y lujo
en las construcciones.
PINTURAS
Las novedades del Renacimiento se introducirán de forma
paulatina pero irreversible a partir del siglo XV. Un antecedente de las mismas
fue Giotto (1267-1337), pintor aún dentro de la órbita del gótico,
pero que desarrolló en sus pinturas conceptos como volumen tridimensional,
perspectiva, naturalismo, que alejan su obra de los rígidos modos de la
tradición bizantina y gótica y preludian el Renacimiento pictórico.
En el Quattrocento (siglo XV), se recogen todas estas
novedades y se adaptan a la nueva mentalidad humanista y burguesa que se
expandía por las ciudades-estado italianas. Los pintores, aun tratando temas
religiosos la mayoría de ellos, introducen también en sus obras la mitología, la alegoría y
el retrato, que se desarrollará a partir de ahora enormemente. Los
pintores más destacados de esta época serán: en Florencia, Fra Angélico, Masaccio, Benozzo
Gozzoli, Piero della Francesca, Filippo Lippi, Paolo Uccello. En
Umbría, Perugino. En Padua, Mantegna, y en Venecia Giovanni
Bellini.
El Cinquecento (siglo XVI) fue la etapa culminante de la
pintura renacentista, y denominada por ello a veces como Clasicismo. Los
pintores asimilan las novedades y la experimentación cuatrocentistas y las
llevan a nuevas cimas creativas. En este momento aparecen grandes maestros,
cuyo trabajo servirá de modelo a los artistas durante siglos. El primero de
ellos fue Leonardo da Vinci (1452-1519), uno de los grandes genios de
todos los tiempos. Fue el ejemplo más acabado de artista multidisciplinar,
intelectual y obsesionado con la perfección, que le llevó a dejar muchas obras
inconclusas o en proyecto.
ESCULTURAS
Aunque se seguirán haciendo obras religiosas, en las mismas
se advierte un claro aire profano; se reintroduce el desnudo y el interés por
la anatomía con fuerza, y aparecen nuevas tipologías técnicas y formales, como
el relieve en stiacciato (altorrelieve con muy poco resalte,
casi plano) y el tondo, o composición en forma de disco; también la
iconografía se renueva con temas mitológicos, alegóricos y heroicos. Durante el
Renacimiento decae en cierta manera la tradicional talla en madera policromada
en favor de la escultura en piedra (mármol preferentemente) y se recupera la
escultura monumental en bronce, caída en desuso durante la Edad Media.
El Quattrocento (siglo XV): El centro escultórico
principal será Florencia, donde la familia Médicis y con
posterioridad la República ejercerán de mecenas de numerosas obras. Lorenzo
el Magnífico era aficionado a las esculturas griegas y romanas y había
formado una interesante colección de las mismas, poniendo de moda el gusto
clásico. Los autores más destacados de la época serán Lorenzo Ghiberti (Puerta
del Paraíso del Baptisterio de Florencia), Andrea Verrocchio (Monumento
al condotiero Colleoni), Donatello, el taller de los hermanos Della Robbia,
que introducen la cerámica vidriada y policromada como novedad, utilizándola en
decoraciones de edificios; Jacopo della Quercia, Desiderio da
Settignano y Bernardo Rossellino.
El Cinquecento (siglo XVI). Esta época está marcada por
la aparición estelar de uno de los escultores más geniales de todos los
tiempos, Miguel Ángel Buonarrotti (1475-1564). Hasta tal punto
marcó la escultura de todo el siglo, que muchos de sus continuadores no fueron
capaces de recoger todas sus novedades y éstas no se desarrollarán hasta varios
siglos después. Miguel Ángel fue, como tantos otros en esta época, un artista
multidisciplinar. En sus primeras obras recoge el interés arqueológico
surgido en Florencia: así, su Baco ebrio fue realizado con intención
de que aparentara ser una escultura clásica. Igual espíritu se aprecia en la Piedad,
realizada entre 1498-1499 para la Basílica Vaticana.
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