Reproducción exacta y completa de la
realidad social. Todos los temas pueden ser objeto de atención por parte del
escritor, desde los más heroicos hasta los más humildes. Para lograr este
objetivo el escritor se documenta minuciosamente (mediante lecturas y sobre el
terreno) sobre el tema que desea tratar.
Las obras reparten su atención por igual
a los personajes y a los ambientes sociales (preferentemente urbanos, y
minuciosamente descritos). Los protagonistas son individuos analizados
psicológicamente de manera muy exhaustiva, de modo que el lector conoce hasta
los más íntimos recovecos de su alma.
La necesidad de describir profundamente
el interior de los personajes determina la presencia de un narrador omnisciente
(es decir, aquel que conoce con detalle el pasado y el presente, y es capaz
incluso de anticipar el futuro de los personajes. Saca a la luz los
pensamientos más íntimos de sus criaturas y no duda en dirigirse al lector para
comentar sus comportamientos
El estilo sobrio, preciso y elaborado.
Como se pretende reflejar la realidad de modo verosímil aparecen diferentes
registro lingüísticos, acordes con el habla de los personajes.
Las acciones de las novelas responden a
hechos verosímiles localizados en lugares concretos y reales bien conocidos
(como Madrid, en Pérez Galdós) o con nombre imaginario de trasfondo real ( así,
Vetusta, en La Regenta de Clarín, representa la cuidad de Oviedo).
Los novelistas realistas suelen profesar
una ideología progresista y, a veces, la dejan translucir en sus novelas
(aunque no se suelen pronunciar y dejan que el lector extraiga sus
conclusiones). Toman partido ante la realidad, por eso denuncian las
injusticias y reclaman una mayor atención para los desposeídos.
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