Las
características que en general permiten reconocer al modernismo son:
Inspiración
en la naturaleza y el uso profuso de elementos de origen natural pero
con preferencia en los vegetales y las formas redondeadas de tipo orgánico
entrelazándose con el motivo central.
Uso de
la línea curva y la asimetría; tanto en las plantas y
alzados de los edificios como en la decoración.
Tendencia a
la estilización de los motivos, siendo menos frecuente su
representación estrictamente realista.
Uso de imágenes
femeninas en actitudes delicadas y gráciles, con un aprovechamiento generoso de
las ondas en los cabellos y los pliegues de las vestimentas
(drapeado).
Actitud
tendente a la sensualidad y a la complacencia de los sentidos, llegando hasta
el erotismo en algunos casos.
Libertad en
el uso de motivos de tipo exótico, sean éstos de pura fantasía o con
inspiración en distintas culturas, como por ejemplo el uso de estampas
japonesas.
Aplicación
envolvente del motivo tomando alguna de las características anteriormente
mencionadas en contraposición con las características habituales del elemento a
decorar. El elemento destacado de tipo orgánico envuelve o se une con el
elemento que decora.
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