El Barroco fue un período de la historia en
la cultura occidental originado por una nueva forma de concebir las
artes visuales (el «estilo barroco») y que, partiendo desde diferentes
contextos histórico-culturales, produjo obras en numerosos campos artísticos: literatura, arquitectura, escultura, pintura, música, ópera, danza, teatro,
etc. Se manifestó principalmente en la Europa occidental, aunque debido al colonialismo también
se dio en numerosas colonias de las potencias europeas,
principalmente en Latinoamérica. Cronológicamente, abarcó todo el siglo
XVII y principios del XVIII, con mayor o menor prolongación en el
tiempo dependiendo de cada país. Se suele situar entre el Manierismo y
el Rococó, en una época caracterizada por fuertes disputas religiosas entre
países católicos y protestantes, así como marcadas diferencias
políticas entre los Estados absolutistas y los parlamentarios,
donde una incipiente burguesía empezaba a poner los cimientos del capitalismo.
El arte se volvió más refinado y ornamentado, con pervivencia
de un cierto racionalismo clasicista pero adoptando formas más dinámicas y
efectistas y un gusto por lo sorprendente y anecdótico, por las ilusiones ópticas y
los golpes de efecto. Se observa una preponderancia de la representación realista:
en una época de penuria económica, el hombre se enfrenta de forma más cruda a
la realidad. Por otro lado, a menudo esta cruda realidad se somete a la
mentalidad de una época turbada y desengañada, lo que se manifiesta en una
cierta distorsión de las formas, en efectos forzados y violentos, fuertes
contrastes de luces y sombras y cierta tendencia al desequilibrio y la
exageración.
El Barroco se forjó en Italia, principalmente en la sede
pontificia, Roma, donde el arte fue utilizado como medio propagandístico
para la difusión de la doctrina contrarreformista.
Culturalmente, el Barroco fue una época de grandes adelantos
científicos: William Harvey comprobó la circulación de la sangre; Galileo
Galilei perfeccionó el telescopio y afianzó la teoría heliocéntrica establecida
el siglo anterior por Copérnico y Kepler; Isaac Newton formuló
la teoría de la gravitación universal; Evangelista Torricelli inventó
el barómetro. Francis Bacon estableció con su Novum Organum el método
experimental como base de la investigación científica, poniendo las bases
del empirismo. Por su parte, René Descartes llevó a la filosofía hacia
el racionalismo, con su famoso «pienso, luego existo»
El Barroco fue un estilo heredero del escepticismo manierista,
que se vio reflejado en un sentimiento de fatalidad y dramatismo entre los
autores de la época. El arte se volvió más artificial, más recargado,
decorativo, ornamentado. Destacó el uso ilusionista de los efectos ópticos; la
belleza buscó nuevas vías de expresión y cobró relevancia lo asombroso y los
efectos sorprendentes. Surgieron nuevos conceptos estéticos como los de
«ingenio», «perspicacia» o «agudeza». En la conducta personal se destacaba
sobre todo el aspecto exterior, de forma que reflejara una actitud altiva,
elegante, refinada y exagerada que cobró el nombre de préciosité.
El arte barroco buscaba la creación de una realidad
alternativa a través de la ficción y la ilusión. Esta tendencia tuvo su máxima
expresión en la fiesta y la celebración lúdica; edificios como iglesias o
palacios, o bien un barrio o una ciudad entera, se convertían en teatros de la
vida, en escenarios donde se mezclaba la realidad y la ilusión, donde los
sentidos se sometían al engaño y el artificio. En ese aspecto tuvo especial
protagonismo la Iglesia contrarreformista, que buscaba a través de la pompa y el
boato mostrar su superioridad sobre las iglesias protestantes, con actos como misas solemnes, canonizaciones, jubileos, procesiones o
investiduras papales.
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