martes, 18 de noviembre de 2014

HIERONYMUS BOSCH "EL BOSCO"

Jeroen van Aeken o Van Aken, conocido como El Bosco o Jerónimo Bosch (Bolduque, h. 1450 - enterrado en Bolduque, 9 de agosto de 1516), fue un pintor neerlandés.
Sus cuadros están protagonizados por la Humanidad que incurre en el pecado y es condenada al infierno. La única vía que parece sugerir el artista para redimirse se encuentra en las tablas con vidas de santos que, dedicados a la meditación, deben ser modelo de imitación, aunque estén rodeados por el mal. Ejemplo de ello son las tablas con la Pasión de Cristo a través de la meditación sobre las penas sufridas por Cristo, para rescatar del pecado universal al género humano. Su estilo cambia en los últimos años de su actividad, pintando cuadros con un menor número de figuras, pero de mayor tamaño, que parecen sobresalir del cuadro y acercarse al observador.

El Bosco no fechó ninguno de sus cuadros y sólo firmó algunos. El rey Felipe II de España compró muchas de sus obras después de la muerte del pintor. Como resultado, el Museo del Prado de Madrid posee hoy en día varias de sus obras más famosas.
Nada se sabe de la primera formación artística, pero puede suponerse que aprendió en el taller familiar dedicado a la pintura al fresco, a dorar esculturas de madera y a la producción de objetos sagrados, trabajando especialmente para la catedral de la ciudad. Su obra presenta influencias de pintores de la escuela alemana: (Martin Schongauer, Matthias Grünewald) y Alberto Durero. Muerto su padre en 1478, los dos hermanos continuaron con el negocio. Hacia 1480 era ya bastante conocido como "Jeroen die maelre" (Jerónimo el pintor).
El 15 de junio de 1481 se casó con Aleid van de Meervenne (o Aleyt ), hija del rico comerciante burgués Goyarts van de Meervenne, que aportó como dote algunos terrenos situados en Oorschot y le facilitó el ascenso social a la alta burguesía urbana. Esto le permitió una mayor libertad para elegir los temas de sus obras.
A partir de 1490 empieza a llamarse a sí mismo "Jheronimus Bosch", y así aparece mencionado en distintos estados de cuentas del ducado. Con más detalle se le cita en 1504 como "Jeronimus Van Aeken dit Bosch paintre dem[eurant] au Bois le Duc’ ("Jerónimo de Aken, llamado Bosco, domiciliado en Herzogenbosch"). En otros archivos se le cita como 'Jheronimus van Aken', pero añadiendo que "se llama a sí mismo Bosch".
Entre 1500 y 1504 no hay documentos referentes al Bosco. Es probable que en estos años el artista hiciera un viaje a Italia y permaneciera en Venecia, pues en esta ciudad existen diversas obras suyas en colecciones privadas datadas de los primeros decenios del siglo XVI. Por otro lado, a partir de estos años, el estilo del Bosco cambia, hacia un estilo más renacentista con figuras monumentales situadas en espléndidos paisajes.
Sus figuraciones y técnicas son notablemente diferentes de las empleadas por otros maestros flamencos. Técnicamente pintaba alla prima, es decir, con la primera pincelada sobre el lienzo y aplicando nuevas capas de pintura sobre otras todavía húmedas. Sin embargo, el análisis de cada una de sus obras demuestra que hacía un concienzudo y detallado proyecto antes de la ejecución; innovó también en la gama de colores, con tonalidades más contrastadas y atrevidas.
En cuanto a la figuración, el Bosco se destaca por representar a personajes santos como sujetos comunes y vulnerables (total diferencia en esto con Van Eyck, y en cambio mucha similitud con Matthias Grünewald). Es tan patética la vulnerabilidad de los personajes santos representados que los hace queridos por empatía. Prácticamente todos los personajes que representa tienen algo de caricatura.
Tanto en las pinturas de asunto religioso como en las de tema profano introdujo todo un mundo de seres, tanto normales como monstruosos, presentados en actitudes expresivas. La complejidad de los símbolos que utiliza dificulta a menudo la comprensión cabal de sus obras. Su universo de desbocada imaginación, poblado de figuras fantásticas que parecen surgidas de una pesadilla infernal (Las Tentaciones de san Antonio, Tríptico del Juicio Final) anuncia el espíritu de Bruegel; incluso los temas religiosos (La coronación de espinas, Ecce Homo) están deformados por un cruel frenesí de gesticulaciones. Sin embargo, el Bosco es un minucioso observador de la realidad, con gran talento de dibujante, y su irrealismo se emparenta en último término con el espíritu sarcástico de los fabliaux, ridiculizador de los vicios (Extracción de la piedra de la locura, El carro de heno, El jardín de las delicias). En El vendedor ambulante, seguramente uno de sus últimos trabajos, parece que quiso representar el tema del libre albedrío, así como el de la soledad del hombre.


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